Llegaste a mi siendo una bolita peluda en un verano hace ya casi 14 años, en una reunión familiar en la que honestamente no recuerdo qué celebrábamos, sólo sé que fuiste un regalo precioso lleno de vida.
Venías de una casa de campo lo que por tierras catalanas llaman Masía, mi hermana Belén te recogió supongo que de una camada dónde estuviste con tus hermanitos.
Alegraste mi vida desde el primer momento con tu dulzura y desparpajo porque siempre has sido muy muy espavilada…no llegaste sola, recuerdo que venías con un equipo entero de… ¡¡Pulgas!! recuerdo verlas saltar por el parquet y cómo te desparasité y cómo luego lidié con ellas hasta eliminarlas…¡¡No quedaba otra, no eran compatibles con nosotros !!
Fuiste no sólo mi compañera sino la de LÍO mi tierno, protector y noble Lío que te adoptó desde la primera noche en la que llorabas supongo extrañada por no reconocer el lugar.

Él siempre estuvo pendiente de ti y yo de los dos.
No olvidaré nunca el susto que me diste aún de pequeñita al poco de llegar cuando te caíste desde el alfeizar de la ventana… ¡¡¡Dios, vivíamos en un ático en Barcelona y la altura era la de unos 5 pisos !!! Caíste en un patio interior, y yo no podía creer que estuvieras viva…
El rescate fue de lo más sorprendente porque de la ventana del primer piso hasta dónde tú estabas había cerca de tres metros y no había acceso ninguno, entonces se me ocurrió lanzarte una sábana enrollada e hiciste exáctamente lo que esperaba, en cuanto la viste te agarraste a ella y no te soltaste hasta que te tuve en mis brazos. No puedo evitar el nudo en mi garganta al recordar esa intrepidez que siempre te ha caracterizado. Sin miedo, sin temor…así desde pequeñita, así eras mi niña peludita.
Uno de los recuerdos que permanecerán en mi hasta que nos encontremos de nuevo en otra dimensión fue aquel 5 de Septiembre del 2012 cuando nos sacudió la tierra aún con el café en la mano y las legañas en los ojos…uno de los momentos más angustiosos de nuestras vidas…pasamos los tres la noche más oscura, trémula y tensa que jamás habíamos vivido, sin pegar ojo, los tres juntos, como siempre en los mejores y peores momentos.
LÍO nos dejó hace ya tres años, murió de mayor y se fue con esa nobleza y discreción que le caracterizó siempre. Un ser vivo maravilloso, tan cariñoso y tierno que fue recordado y aún lo es por todos los que lo conocieron.
Se fue tranquilo, se fue en silencio, en paz…

Pero tu partida…tu despedida ha sido tan injusta como repentina, tan dramática como dolorosa, peleando y defendiéndote hasta el final, sin miedo, sin temor, con la valentía que siempre te ha caracterizado… Y tú rota, y yo rota en mil pedazos y tú sin ese brillo en esos ojazos inmensos verdes en los que me adentraba y me perdía al mirarte y repetirte siempre » Te quiero, mi pequeñita, sabes que te quiero», el día antes de que entraran dos perros en casa y te arrebataran la vida, yo te comía a besos.
Y ese día, un miércoles 22 de Abril , día de la madre tierra, cuando tu corazón sin poder evitarlo se paró por la presión de una mandíbula en tu cuerpo, la Tierra te acogió y yo te lloré y aún te lloro porque extraño a rabiar tu presencia y porque cuesta digerir, aceptar, asimilar que la irresponsabilidad del humano te arrebató de mi lado.
Y del profundo e intenso dolor, pasé a la impotencia y a la rabia, por no haberlo podido evitar, por haber pagado con tu vida el derecho a defender tu casa, tu territorio, por la inconsciencia de unos perros y la irresponsabilidad de sus dueños…por ir sueltos, sin control, por meterse en propiedad privada y robarnos la paz y a ti la vida.
Por tener que presenciar una vez más cómo el hombre la caga y el animal lo paga, una historia sin fin en la convivencia del hombre con los demás seres vivos…una historia que parece no cambiar ni borrar un mar de lágrimas.

Por eso, cada día te lloró para que mis lágrimas borren los peores momentos que hemos vivido, para que te pueda ver de nuevo en tus rincones predilectos, sobre la mesa entre mis libros, sobre la cama al hacerla y ese afán por saltar al airear las sábanas, verte saliendo mágicamente siempre al llegar a casa y soltarme una retahíla de «marramiaus», verte porque nunca te has ido porque siempre estás conmigo.
Descansa en paz mi Nina, mi niña peludita, recuerda que no estás sola, Lío también está contigo.


EN MEMORIA DE LÍO Y NINA, MIS COMPAÑEROS DE VIDA, GRACIAS INFINITAS POR TANTO AMOR.

Sámara, 22/4/2020
Un día para olvidar, una vida para recordar.