CINEGÉTICA

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Bien podría ser el título de una película, pero no, este es el término empleado para definir el Arte de la caza.
El origen del cual se remonta siglos atrás cuando la caza se podía considerar un arte o al menos cabía una justificación para calificar al acecho, rastreo, persecución y muerte de una presa para posteriormente alimentarse de ella, asistido y ayudado por perros, en la mayoría de los casos.
Antaño la caza se consideraba, una carrera, una competición en la que el cazador debía demostrar su valor y hombría superando una serie de obstáculos (durante horas o tal vez incluso días) como las inclemencias del tiempo y la dificultad para moverse en difíciles terrenos, con herramientas construidas en muchas ocasiones por el mismo cazador., ya que esto se consideraba parte del ritual. Además implicaba superar hambre, sed, noches al raso ,mantener una buena condición física y sobretodo gran control mental para no desistir y no regresar con las manos vacías y la autoestima mancillada, puesto que no tener éxito en estas gestas suponía no merecer el respeto y admiración de sus progenitores, maestros y demás miembros de la comunidad…
Con el tiempo, el Arte de la caza, tuvo connotaciones directas con el siempre poderoso «Don Dinero» puesto que salir a «cazar» pasó de ser algo meritorio a ser la afición y el capricho de la aristocracia y las clases sociales adineradas…

Lo que empezó siendo una necesidad para sobrevivir se convirtió en un pasatiempo «divertido» hasta la fecha, en la que los cazadores hacen alarde de sus trofeos (cabezas colgadas en las paredes de sus clubes y casas de campo) mientras discuten y fanfarronean sobre «quién la tiene máaaaas grande…» (momento jocoso…ja, ja, ja) disfrutando, eso sí, de un buen yantar regado por no menos exquisitos vinos.

Analizando lo que define hoy por hoy la cinegética (recordemos el «ARTE DE CAZAR«) me resulta incomprensible e inadmisible que tras haber perdido el sentido de matar para sobrevivir equiparando las habilidades del cazador con los de la presa, pueda justificarse como ARTE = Actividad en la que el hombre recrea, con una finalidad estética, un aspecto de la realidad o un sentimiento en formas bellas valiéndose de la materia, la imagen o el sonido.
Tampoco me parece un deporte…puesto que prácticamente los únicos que corren son los perros, tampoco las «herramientas» están equiparadas a las que ostenta la siempre desfavorecida presa, cuyas únicas armas para librarse del acoso de los perros y el objetivo de un rifle de precisión, es correr huyendo lo más rápido posible dentro de un área controlada.

Entonces si somos serios, honestos, sinceros y coherentes, no justifiquemos la muerte de un animal «disfrazándola» con ARTE, no justifiquemos un acto cobarde y caprichoso como competitivo y deportivo, no recurramos a la absurda y egocéntrica excusa de ser un regulador de las especies…(no sé si reír o llorar con semejante argumento) los únicos que debemos regularnos como especie, somos nosotros…NO tiene ningún aval científico ni lo acreditan los expertos, y no hace falta ser un Einstein para saber que la Naturaleza cuenta con las herramientas suficientes para REGULAR, lo que sobra (por aquello que algunos denominan sobrepoblación)… En cualquier caso de ser necesaria intervención humana para regular el censo de determinadas especies, invasoras o no, SIEMPRE hay otras opciones y alternativas antes de recurrir a eliminarlas.
Insisto en que dejemos de considerarnos imprescindibles, para el planeta…el planeta existía antes, mucho antes de nuestra presencia.

En definitiva señores cazadores, tras tratar de analizar y «comprender» lo que motiva tan «distinguida» actividad que les confiere cierto reconocimiento entre ustedes, he llegado a la conclusión de que su «Ego» aumenta tras cada cacería regalándose palmaditas en la espalda y felicitándose mientras se la miden para ver … ¡¿QUIÉN LA TIENE MÁS GRANDE.?!

Y no, no puedo ser políticamente correcta con acciones humanamente INCORRECTAS.

Mar Roca

Origen etimológico de la palabra: proviene de la palabra latina cynegeticus, a su vez de la palabra griega antigua κυνηγετικός (kunēgetikos, «propio de la caza»), de κύων (kuōn, «perro») y ἄγω (agō, «conducir»)…

Costa Rica.

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Rupornis magnirostris. Gavilán chapulinero. Foto; Mar Roca

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